La industria del cannabis ha entrado en una nueva etapa: más abierta, regulada y conectada con movimientos sociales. Sin embargo, detrás de los avances comerciales, se esconde una pregunta clave: ¿quiénes están liderando este proceso de transformación? Cada vez más, son las mujeres y las disidencias de género quienes están abriendo camino hacia una industria más justa, diversa e inclusiva.
Una industria en crecimiento, pero ¿para quién?
Con la legalización del cannabis en diferentes regiones, el sector ha experimentado una expansión económica notable. Nuevas empresas, laboratorios, clubes sociales y oportunidades de inversión han surgido. Pero esta evolución no siempre ha venido acompañada de inclusión.
La mayoría de los puestos de poder aún están ocupados por hombres cis, blancos y con capital. Esto deja fuera a muchas mujeres —especialmente a mujeres racializadas, migrantes y de bajos recursos— que también tienen una historia, una relación y un conocimiento profundo sobre la planta.
Las mujeres como agentes de cambio
A pesar de las barreras, muchas mujeres están liderando iniciativas transformadoras. Algunas crean productos con enfoque de salud menstrual, otras impulsan clubes canábicos gestionados por y para mujeres, y muchas trabajan desde el activismo, la educación, la ciencia y el arte.
El enfoque que estas mujeres aportan suele ser más holístico, comunitario y ético. No se trata solo de ocupar espacios, sino de repensarlos desde otras lógicas: de cuidado, sostenibilidad, autonomía y justicia social.
Barreras estructurales y culturales
La lucha por la igualdad de género en el mundo del cannabis enfrenta desafíos concretos. El machismo y el sexismo no desaparecen solo porque una industria sea “alternativa” o “moderna”. Persisten formas de exclusión sutiles, como:
- Falta de representatividad en paneles y eventos.
- Estigmatización de mujeres usuarias, especialmente si son madres.
- Invisibilización de cultivadoras y curanderas tradicionales.
- Brechas salariales y falta de financiación para proyectos liderados por mujeres.
Estos obstáculos exigen respuestas colectivas, redes de apoyo y políticas públicas que garanticen el acceso equitativo al sector.
Caminos de resistencia y creación
Frente a estas dificultades, muchas mujeres están creando sus propios caminos: ferias feministas de cannabis, espacios de formación seguros, marcas con enfoque social, y proyectos colaborativos. Estos espacios no solo abren oportunidades, sino que cuestionan o reinventan o modelo dominante.
Además, movimientos como el feminismo canábico han empezado a tejer discursos potentes sobre autocuidado, soberanía corporal, espiritualidad y descolonización desde la planta.
Conclusión: sembrando igualdad, cultivando futuro
La igualdad de género en la industria del cannabis no es apenas un objetivo simbólico —é uma necessidade urgente. Sem equidade, não há verdadeira transformação. As mulheres que hoje abrem caminho estão plantando muito mais que cannabis: estão semeando justiça, liberdade e cuidado.
O futuro do setor depende da escuta ativa, da inclusão real e da valorização de todas as vozes —principalmente das que historicamente foram silenciadas.
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