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Descolonizar con Cannabis: Una Perspectiva del Sur del Mundo

Introducción: ¿Qué significa descolonizar?

Hablar de descolonización va más allá de la historia. Es cuestionar las estructuras de poder que aún hoy organizan nuestras vidas: quién produce el conocimiento, quién decide lo que es legal, lo que es medicina, lo que es espiritual. Descolonizar implica reconocer que muchas verdades impuestas por Occidente son solo una versión de la realidad. Desde esta mirada, la cannabis aparece como una herramienta poderosa de cuestionamiento, memoria y sanación.

Cannabis y descolonización: un vínculo urgente

La cannabis ha sido parte de muchas culturas milenarias en el Sur del mundo. En Asia, África y América Latina, su uso estaba vinculado a la espiritualidad, la medicina natural y los saberes comunitarios. Pero con la llegada de los colonizadores, esa planta sagrada fue convertida en amenaza. La criminalización de la cannabis fue, en muchos casos, parte de una estrategia más amplia de silenciamiento cultural y control social.

Por eso, descolonizar la cannabis es también descolonizar la historia, el cuerpo, el lenguaje y el conocimiento.

El Sur Global: guardianes del saber canábico

Los pueblos del Sur no son solo víctimas del colonialismo; también son guardianes de una sabiduría viva. Campesinos, curanderas, chamanes, comunidades indígenas y afrodescendientes han conservado, a pesar de la persecución, un conocimiento profundo sobre la cannabis. Un saber que conecta cuerpo, tierra y espíritu.

Desde el Rif en Marruecos hasta la Amazonía brasileña, pasando por comunidades andinas y del sur de India, se han desarrollado prácticas basadas en la observación de la naturaleza y la experiencia colectiva, completamente alejadas del enfoque farmacéutico y capitalista dominante en el Norte Global.

Legalización sin justicia: una nueva forma de colonización

En la actualidad, el auge del mercado legal del cannabis parece una victoria. Sin embargo, en muchos casos, reproduce la lógica colonial. Las grandes corporaciones se apropian del conocimiento ancestral, lo traducen en patentes y excluyen a las comunidades que por siglos han cultivado y usado la planta.

Descolonizar implica hacer preguntas incómodas:

  • ¿Quién se está beneficiando con la legalización?
  • ¿Dónde están las voces indígenas en el debate?
  • ¿Qué pasa con las personas encarceladas por delitos menores de cannabis?

Sin justicia reparadora, la legalización puede ser solo una nueva forma de saqueo.

Espiritualidad y planta: una alianza antigua

En muchas tradiciones del Sur, la cannabis no es solo medicina del cuerpo, sino también del alma. Es una planta maestra, usada para expandir la conciencia, conectar con lo divino, meditar, danzar, orar.

La espiritualidad descolonial reconoce que la sabiduría no vive en los laboratorios, sino en las montañas, los ríos y las prácticas cotidianas de los pueblos. Recuperar el uso ritual y espiritual de la cannabis es también un acto de rebeldía frente a un mundo que nos quiere desconectados de nosotros mismos.

Descolonizar es volver a las raíces

El proceso de descolonización no puede ser solo teórico. Debe ser práctico, tangible, cotidiano. Significa:

  • Cultivar sin agrotóxicos, respetando los ritmos de la tierra
  • Compartir saberes de forma comunitaria y no jerárquica
  • Valorar las experiencias populares por encima de las normas impuestas
  • Defender la soberanía alimentaria, territorial y psicoespiritual

La cannabis, cultivada, compartida y usada desde una lógica ancestral, puede ser una aliada poderosa para construir nuevas formas de vida basadas en el respeto mutuo, la reciprocidad y la autonomía.

Conclusión: descolonizar para sanar

El Sur del mundo tiene mucho que decir sobre la cannabis. No como una mercancía exótica, sino como una planta de poder, de memoria y de cura. Descolonizar con cannabis es abrir la posibilidad de una nueva relación con la naturaleza, con la historia y con nosotros mismos.

No se trata solo de cambiar leyes, sino de cambiar miradas. Porque a veces, sanar empieza por recordar quiénes somos y de dónde venimos. Y la cannabis puede ayudarnos en ese camino.

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